Autora: Fernanda Gabriela Reséndiz Lira
-Bueno
empecemos, ¿cuál es su nombre?
Estefanía
Reséndiz
-¿Cuántos
años tienes?
Tengo
22 años
-¿Cuál
es tu ocupación?
Estudiante
-¿Qué
estudias?
Estoy
en la universidad y estudio Economía.
-¿Conoce
alguna leyenda de México?
Bueno
pues, yo conozco una leyenda que se llama la Mulata de Córdoba y cuenta la
leyenda que hace muchos años en la época de la inquisición vivía una mujer en
la ciudad de Córdoba en Veracruz. Ésta mujer era muy bonita y era mulata
-¿Qué
es mulata?
-Una
mulata es una casta que es como una cruza entre la raza blanca y la negra y
este tipo de personas se estableció principalmente en el puerto de Veracruz porque
los españoles traían a esclavos a trabajar aquí en Nueva España
Entonces,
ésta mujer al ser mulata y ser tan bonita comenzó a ser objeto de envidias de
la gente que vivía a su alrededor. Las mujeres empezaron a crear rumores de que
era bruja y de que hacía hechizos y embrujos y debido a esto empezó a ser
espiada por sus vecinos y por autoridades de la iglesia para ver si había algo
que la relacionara con esos rumores. Pero no encontraban nada y por el
contrario la Mulata siempre iba a misa lo cual calmaba dichos rumores.
Y luego
aparece don Martín de Ocaña el alcalde de Córdoba quien estaba enamorado de la Mulata.
Le confesó su amor y le prometió regalos con tal de salir con ella sin embargo
ella no cedió. El alcalde, despechado tomó venganza del rechazo de la Mulata
acusándola de haberle dado un brebaje para hacerle perder la razón. Hizo esto con
el propósito de verla arder en la hoguera pues era suya o de nadie. Y esa noche
fueron por ella para encarcelarla en un calabozo en San Juan de Ulúa, la acusan
de brujería y la sentencian a morir quemada en leña en frente de toda la gente
para que tuvieran miedo de hacer este tipo de cosas.
La
Mulata en lugar de estar rezando estaba tranquila dibujando en la pared. Dibujó
un barco tan bonito que el carcelero al otro día se asombró al verlo. La Mulata
le preguntó entonces si algo le faltaba al barco, y el carcelero le contesta
que sólo le faltaría moverse y ella le dijo que viera como se movía mientras se
subía al barco y se iba en él. Todavía hasta se despidió del carcelero quien la
vio desaparecer en la pintura del barco con la boca abierta…
-Gracias
por tu tiempo, adiós.
-Adiós.
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