jueves, 22 de septiembre de 2016

La mulata de Córdoba


Autora: Fernanda Gabriela Reséndiz Lira 













-Bueno empecemos, ¿cuál es su nombre?
Estefanía Reséndiz
-¿Cuántos años tienes?
Tengo 22 años
-¿Cuál es tu ocupación?
Estudiante
-¿Qué estudias?
Estoy en la universidad y estudio Economía.
-¿Conoce alguna leyenda de México?
Bueno pues, yo conozco una leyenda que se llama la Mulata de Córdoba y cuenta la leyenda que hace muchos años en la época de la inquisición vivía una mujer en la ciudad de Córdoba en Veracruz. Ésta mujer era muy bonita y era mulata
-¿Qué es mulata?
-Una mulata es una casta que es como una cruza entre la raza blanca y la negra y este tipo de personas se estableció principalmente en el puerto de Veracruz porque los españoles traían a esclavos a trabajar aquí en Nueva España
Entonces, ésta mujer al ser mulata y ser tan bonita comenzó a ser objeto de envidias de la gente que vivía a su alrededor. Las mujeres empezaron a crear rumores de que era bruja y de que hacía hechizos y embrujos y debido a esto empezó a ser espiada por sus vecinos y por autoridades de la iglesia para ver si había algo que la relacionara con esos rumores. Pero no encontraban nada y por el contrario la Mulata siempre iba a misa lo cual calmaba dichos rumores.
Y luego aparece don Martín de Ocaña el alcalde de Córdoba quien estaba enamorado de la Mulata. Le confesó su amor y le prometió regalos con tal de salir con ella sin embargo ella no cedió. El alcalde, despechado tomó venganza del rechazo de la Mulata acusándola de haberle dado un brebaje para hacerle perder la razón. Hizo esto con el propósito de verla arder en la hoguera pues era suya o de nadie. Y esa noche fueron por ella para encarcelarla en un calabozo en San Juan de Ulúa, la acusan de brujería y la sentencian a morir quemada en leña en frente de toda la gente para que tuvieran miedo de hacer este tipo de cosas.
La Mulata en lugar de estar rezando estaba tranquila dibujando en la pared. Dibujó un barco tan bonito que el carcelero al otro día se asombró al verlo. La Mulata le preguntó entonces si algo le faltaba al barco, y el carcelero le contesta que sólo le faltaría moverse y ella le dijo que viera como se movía mientras se subía al barco y se iba en él. Todavía hasta se despidió del carcelero quien la vio desaparecer en la pintura del barco con la boca abierta…
-Gracias por tu tiempo, adiós.

-Adiós.

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