LA LEYENDA DEL MAÍZ Y EL FIN
DEL MUNDO
Cuentan que antes de la llegada de Quetzalcóatl, los aztecas
sólo comían raíces y animales que cazaban.
No tenían maíz, pues este cereal tan alimenticio para ellos,
estaba escondido detrás de las montañas.
Los antiguos dioses intentaron separar las montañas con su
colosal fuerza pero no lo lograron.
Los aztecas fueron a plantearle este problema a
Quetzalcóatl.
-Yo se los traeré- les respondió el dios.
Quetzalcóatl, el poderoso dios, no se esforzó en vano en
separar las montañas con su fuerza, sino que empleó su astucia.
Se transformó en una hormiga negra y acompañada de una
hormiga roja, marchó a las montañas.
El camino estuvo lleno de dificultades, pero Quetzalcóatl
las superó, pensando solamente en su pueblo y sus necesidades de alimentación.
Hizo grandes esfuerzos y no se dio por vencido ante el cansancio y las
dificultades.
Quetzalcóatl llegó hasta donde estaba el maíz, y como estaba
transformado en hormiga, tomó un grano maduro entre sus mandíbulas y emprendió
el regreso. Al l llegar entregó el prometido grano de maíz a los hambrientos
indígenas.
Los aztecas plantaron la semilla, Obtuvieron así el maíz que
desde entonces vivieron felices. Y a partir de ese momento, los aztecas
veneraron al generoso Quetzalcóatl, el dios amigo de los hombres, el dios que
les tajo el maíz.
Y en la iglesia de Azcapotzalco hay una hormiga roja y cada año sube una de sus patas y dicen que cuando llegue a la cima se acabara el mundo.
Escrito:Claudio Ramírez Cortes
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